Mirando al año que está por terminar, concentrémonos en los aspectos positivos. Desde El PARAGUAY QUE QUEREMOS   les deseamos felices fiestas y un próspero año 2020.

Esperamos con devoción las fiestas de la navidad y con esperanza el año por venir. Quizá nadie pueda negar que el año 2019 fue muy diferente de lo que suponíamos. El hecho es que para muchos fue un año muy difícil ,  por la recesión y los problemas regionales. Desde este blog auguramos que el nuevo año 2020  el Paraguay que queremos  entre en un  camino de una recuperación económica. Esta opción también está basada en la creencia que las fiestas renuevan en nosotros nuevos desafíos. La vida tiene sentido bajo todas las condiciones, aunque estas no sean lo que teníamos en mente.

Pensamos que esta es una de las razones por la cual gozamos en estos días. Apreciamos ciertamente la oportunidad de reunirnos con la familia, la base de nuestra nación y de gozar de las festividades.

Pero la Navidad también nos recuerda de la importancia de la fe y de la esperanza en nuestras vidas y la necesidad de creer en algo mayor que nosotros mismos. La Navidad nos recuerda que todavía hay bondad en el mundo a pesar de las tragedias y las dificultades. Aunque fuera solamente por esto vale la pena luchar y esforzarse. Son exactamente esa fe y esperanza, renovadas por la Navidad, por un aniversario más del nacimiento de nuestros Señor Jesucristo.

Esa es la opción que tenemos en esta época, creer o no creer. La fe no siempre es fácil de conocerla. Hay injusticias en el mundo que vivimos tales como la violencia, las guerras, los abusos y los males de la corrupción y la impunidad. Aquí mismo donde vivimos, tenemos una sociedad escéptica donde llega a ser cada vez más difícil creer en cualquier cosa que no podemos ver con nuestros propios ojos o palpar con nuestras propias manos.

Sin duda, las cosas no resultaron de la manera que esperábamos o que nos imaginábamos. Pero tenemos una opción. La Navidad es un momento de reflexión acerca de lo personal, familiar y comunitario. También acerca de lo que atañe al país. Es necesario, por ello, lejos del trajín cotidiano con sus inevitables urgencias, que pensemos en la responsabilidad que supone ser parte de una sociedad con todo lo que ello implica.

Cada vez que llega la Navidad se abre un breve paréntesis en el trajín diario para centrarnos en el Niño de Belén, que con su mensaje llega cada año para invitarnos a reflexionar sobre valores esenciales de nuestra existencia. Si bien se dirige a cada persona en particular dentro de una familia, conlleva también un carácter colectivo que apunta a construir una sociedad basada en fraternidad, justicia, solidaridad y concordia.

Cada quién tiene sus obligaciones para consigo mismo, pero sobre todo con los demás, con aquellos que viven en su entorno. La fiesta navideña está de nuevo entre nosotros. Es la evocación del milagro que se repite para que la humanidad recuerde aquellos valores perdidos o muy opacados por el materialismo que lleva a olvidar la solidaridad con nuestros prójimos carenciados

En estas fechas navideñas el Dios todo poderoso nos envió a su hijo para darnos las buenas nuevas, que no es más que el nacimiento de una luz de esperanza para el mundo cristiano y  todos los paraguayos y latinoamericanos  de estas benditas tierra. Así como lo expresa el apóstol Pablo. Algunos vamos a sembrar y otros vamos a regar, el único que determina el crecimiento de nuestro trabajo es Dios. ¡Felicidades a todos!

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