Una de las Herramienta contra la corrupción: La propia sociedad civil, puede constituirse, en la herramienta contra la Corrupción.

La propia sociedad civil, puede constituirse en la herramienta para hacer un buen gobierno.

Herramienta contra la corrupción. La gestión del  presidente de la República, Mario Abdo Benítez, debería tener como eje de prioridad, desarrollar esta herramienta. LA CONATEL: Debe trabajar en coordinación con la COPACO a través de un proyecto de acción, una red cibernética, que englobe a todos los organismos y departamentos que operan con fondos estatales, proveería no solo a los responsables del gerencia miento del estado sino al ciudadano común, de datos sobre la procedencia y la aplicación de las recaudaciones fiscales y de los gastos, para sustituir al histórico manejo de las cosas públicas a obscuras en cuanto al origen y el tiempo y forma en que son aplicados los fondos públicos.

Transparentar su manejo sería un buen primer paso. Y que la ciudadanía a través de esta tecnología, vea la luz y la transparencia de la administración de la cosa pública.La oscuridad favorece la corrupción, de modo que cuanto más luz se eche sobre los bienes y las rentas de quienes reciben un sueldo de los contribuyentes y administran el dinero de todos, tanto mejor para las finanzas y la moral públicas.

La sociedad puede ayudar y con esta herramienta hacer un buen gobierno. La gestión del  presidente de la República, Mario Abdo Benítez, dependerá, necesariamente, de la que tenga cada uno de los ministros. Si aspira al éxito, como es de suponer, deberá ser muy cuidadoso a la hora de escogerlos. La primera demostración de buen estadista es la de elegir con sabiduría a sus colaboradores teniendo en cuenta sus características personales y las exigencias del cargo a ser confiado.

Es de esperar que considere indispensable integrar su Gabinete con personas que sean a la vez honradas, capaces y trabajadoras. Mientras no se ponga en los cargos de control de la moral de los funcionarios públicos a personas honestas, la corrupción de la clase política continuará desangrando tranquilamente las arcas fiscales, sin ningún castigo para los ladrones.

Para que tengamos un buen Gobierno, es preciso ayudarle a que tome decisiones acertadas desde el primer momento, es decir, desde las designaciones iniciales para los cargos más elevados de la administración pública, empezando por los ministeriales.

La sociedad civil organizada, pues, debe anticipar su franca opinión sobre los méritos o el descrédito de quienes podrán llegar a esos altos puestos, para no lamentarse después de haber guardado un silencio inútil.

La gestión del  presidente de la República, Mario Abdo Benítez, dependerá, necesariamente, de la que tenga cada uno de los ministros.El  Gobierno para darle una nueva Gestión al Paraguay que queremos, se enfrenta al reto de construir un sistema burocrático casi desde cero, en el que debe incorporar el uso de las tecnologías de la información. Mejorar la calidad del gasto público, tarea impostergable.

La ciudadanía está realizando cada vez mayor esfuerzo en el pago de sus tributos, lo cual exige al sector gobernante rendir cuentas de los resultados de su gestión. Mejorar la calidad del gasto público es la tarea pendiente e impostergable de las autoridades de los tres poderes del Estado. Una buena gestión pública se sustenta principalmente en sus recursos humanos y en la claridad de objetivos. Ello implica transformaciones radicales en el manejo de los recursos públicos, dándole las herramientas a la sociedad civil, mejorando el servicio civil, dotándole de los insumos necesarios y garantizando la existencia de políticas y estrategias con metas claramente establecidas.

En ese sentido se debe fortalecer la capacidad de evaluación del sector público.

Esta normativa, debe ir acompañada, con la herramienta que permite fortalecer la capacidad ciudadana de evaluar la gestión pública… Se debe utilizar esta herramienta de la Ley del Derecho Ciudadano de Acceso a la Información Pública, que reglamento el Art 28 de nuestra Carta Magna, cuyo segundo párrafo reza “Las fuentes públicas de información son libres para todos”.

Merced a la lógica expectativa que ha despertado en la ciudadanía la promesa del gobierno actual de iniciar una ofensiva contra la rampante corrupción pública actualmente prevale ciente en la administración del Estado. Con esta Ley empieza a germinar una conciencia pública de apoyo a la saludable para ir erradicando la corrupción de los funcionarios que manejan el dinero público.

Sería deplorable que también, que los gobernantes de turno, a quien suponemos ideales patrióticos, caiga en la misma cloaca en la que cayeron sus antecesores, escogiendo a personas impresentables, tanto por su inmoralidad como por su ignorancia, tal cual lo demostró la gran mayoría de quienes ocuparon los cargos de máxima responsabilidad en las ultimas décadas.

Es conveniente que la sociedad civil organizada anticipe su franca opinión sobre los méritos o el descrédito de quienes podrán llegar a esos altos puestos, para no lamentarse después de haber guardado un silencio inútil. Si el presidente electo la toma o no en cuenta, será una buena muestra de lo que le espera al país en los próximo cinco años.

Solamente la presión popular precipitará la agitación cívica que tanto temen las corruptas élites políticas, en particular las empotradas en la función pública. Una vez abierta la caja de Pandora de la inmoralidad sostenida por esta simbiosis de intereses espurios, ni el Congreso, ni el Poder Judicial, y todo lo que administran los fondos públicos ni, menos aún, sus órganos jurisdiccionales de justicia podrán impedir que salten los chanchullos celosamente custodiados por los zorros que cuidan el gallinero.

En estos últimos hechos, la negativa de algunos intendentes, congresuales, entidades descentralizadas a proveer información completa y detallada de ingresos que el Presupuesto incluye para la intendencia y sus instituciones, el Poder Legislativo, otras entidades y lo referente al egreso, groseramente expresada bajo el burdo manto del derecho a la intimidad y el dislate de que el derecho individual debiera primar por sobre los de la ciudadanía toda, da cuerpo al aforismo de uno de los grandes juristas colorados que en el pasado gobernaron…. “en este país somos todos iguales, pero algunos somos más iguales que otros”.

No debe sorprender, pues, que sean precisamente los propios funcionarios empotrados en las cúpulas de las instituciones gubernamentales y sus camarillas quienes lideren la resistencia contra la campaña de transparencia y honestidad en el desempeño de la función pública.

De ahí la crucial importancia de la movilización espiritual de la ciudadanía para aumentar la presión sobre las reacias e indolentes instituciones jurisdiccionales de contralor y justicia, que están más para meter la mano en la metafórica lata del Estado que para precautelar sus intereses, perjudicando en última instancia a los contribuyentes que las sostienen.

La hasta ahora aletargada conciencia pública paraguaya no ha logrado aún salir de esa suerte de sopor inducido por una fatídica “cultura” de corrupción enquistada en su seno y que le ha hecho perder de vista los valores morales inherentes a su primordial misión de velar por el buen gobierno de la República, a través de la prensa libre y las redes sociales de coordinación que ponen la tecnología al servicio de las legítimas inquietudes y aspiraciones ciudadanas.

Solamente la presión popular precipitará la agitación cívica que tanto temen las corruptas élites políticas, en particular las empotradas en la función pública. Presión que abrirá un mirador de transparencia en el oscuro escenario de la perversa complicidad público-privada que lastra con su peso muerto los mejores afanes de un buen gobierno para reflotar el barco del Estado.

Sin duda alguna, el resultado de la gestión del gobierno actual  dependerá, necesariamente, de la que tenga cada uno de los ministros, presidente de entes, directores, entre otros. Por lo tanto, si aspira al éxito, como es de suponer, deberá con estas herramientas, ser promotor de un verdadero cambio, hacia una nueva sociedad consciente y comprometida con su destino, para así dedicar todo su esfuerzo a llevar al Nuevo Paraguay que queremos.

Su meta debería constituir sacar al país de lo pobreza y cambiarlo definitivamente para la felicidad, de todo los paraguayos y paraguayas.

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