ECONOMÍA, SOCIEDAD Y MEDIO AMBIENTE.

El Paraguay que queremos enfrenta una paradoja. Para una proporción significativa de la población, la pobreza en medio de la abundancia, es una realidad cotidiana, se ha vuelto más persistente y se ha concentrado más en ciertos grupos de la sociedad. Aproximadamente 2.400.000 de personas, son consideradas pobres (40%), y el nivel absoluto de la pobreza es 1.100.00 (18%), paraguayos que no logran alimentarse adecuadamente, en su mayoría niñas, niños y adolescentes viviendo en el área rural y en los asentamientos, lo que implica un futuro condenado a continuar esta situación y a reproducirla en sus hijos, mayor ahora que en los años noventa.

La lucha contra la pobreza no será una guerra fácil de ganar en un contexto de múltiples causas: El crecimiento demográfico dentro de las ciudades, la disminución de las migraciones rurales y la alta fecundidad en zonas carenciadas, analfabetismo adulto, baja calidad educativa, trabajo infantil y adolescentes, vulnerabilidad y cambio climático, extrema concentración de la riqueza(En la mano del 2% de la población, que se reparten la torta en el país), son factores que imponen una cuidadosa planificación gubernamental “El crecimiento urbano se está generando de manera predominante y creciente por el crecimiento natural de las ciudades, diferenciándose de las tendencias pasadas donde el factor dominante ha sido la migración del campo a la ciudad”, considero esto como un factor fundamental para la planificación futura, y que otro elemento crucial es el de la fecundidad, cuyos picos más altos se dan entre la población más pobre y tienen que ser considerados a la hora de dictar políticas públicas para prevenir un agravamiento de sus carencias.(EN MI ARTICULO UNO DE LOS ORÍGENES DE LA POBREZA EN EL PARAGUAY, desarrollo esta problemática de la pobreza).

Las diferencias en los niveles de fecundidad por grupos sociales determinan que los mayores aportes relativos al crecimiento urbano se generen en los segmentos de la población urbana pobre, agregados a los aportes de los migrantes rurales, también predominantemente pobres y que son los que ocupan los asentamientos.

El desarrollo económico de un país está inserto en su organización social, de manera que abordar las inequidades estructurales requiere no sólo cambios económicos, sino también transformaciones sociales importantes. Las relaciones económicas no provienen de un modelo propio, sino que están incrustadas, en un tejido social y cultural, lo cual permite establecer conexiones de los fenómenos económicos con la esfera sociocultural, arraigando todas las relaciones sociales en un sólo sistema que también incluye intercambios económicos.

Como señala Durston, las relaciones, normas e instituciones de confianza, reciprocidad y cooperación son recursos que pueden contribuir al desarrollo productivo y al fortalecimiento de la democracia, por ello, el capital social es un recurso que puede contribuir al logro de estos efectos, pero es un factor entre varios necesarios y su presencia por sí mismo, no garantiza la realización de estas funciones.

Ante esta situación, las políticas sociales deberían tener como objetivo importante la elevación de la autoestima colectiva y personal de la población desfavorecida, la cual puede ser un potente motor de construcción y creatividad. El capital social y la cultura son palancas formidables de desarrollo, si se crean las condiciones adecuadas. La cultura (La política educativa debe garantizar la inclusión de la niñez, adolescencia y juventud, con los contenidos adecuados para lograr pertinencia y calidad de aprendizajes), pero es un factor decisivo de cohesión social y en ella las personas pueden reconocerse mutuamente, crecer en conjunto y mejorar su autoestima.

El capital social tiene relevancia para la formulación de políticas públicas, que implica una mayor participación de la sociedad civil, la democratización en relación a las reformas del Estado, y como visión llevada a lo micro, la realización práctica de estos principios en la gestión de la economía y del estado. La confianza exige entonces, la lucha frontal contra la corrupción en todas sus formas, como método eficaz para combatir la pobreza que se ha incrementado alarmantemente. En este sentido, la educación fundamentada en valores, contribuirá considerablemente.

Si bien los grupos pobres no tienen riquezas materiales, sí poseen un bagaje cultural, a veces de siglos o milenios, como el de las poblaciones indígenas. La cultura es el ámbito básico en que una sociedad genera valores y los trasmite de generación en generación. Promover y difundir sistemáticamente valores como la solidaridad (de profundas raíces en las culturas indígenas), la cooperación, la responsabilidad, el cuidado conjunto del bienestar colectivo, la superación de las discriminaciones, la erradicación de la corrupción, la democratización y la búsqueda de una mayor equidad, ayudará al desarrollo y contribuirá a conformar el perfil de una nueva sociedad, más justa y equitativa.

Para hablar de desarrollo sostenible los gobiernos deben tomar en cuenta sus tres pilares: economía, sociedad y medio ambiente.

“El grave problema que enfrentamos es que no hemos logrado la integración de estos tres elementos”, que es por ello que el PNUMA sigue promoviendo la iniciativa lanzada en 2007, conocida como” economía verde”.

Por ello, que se considera, que la tendencia demográfica va a impactar la sostenibilidad y el bienestar en los espacios urbanos.

El riesgo de desastres adquiere un perfil cada vez más urbano, y sigue un patrón espacial asociado al crecimiento no planificado de las ciudades, con mayor exposición a las inundaciones y otras amenazas hidrometeorológicas. Además, que las condiciones generales en que se dan el aumento de la población urbana y el incremento del riesgo son, entre otras cosas, reflejo de estructuras de gobernanza urbana débiles.

Esto se manifiesta en los asentamientos informales, las viviendas precarias, la falta de servicios básicos y las condiciones generales de pobreza, las que denotan una falta de planificación y gestión del crecimiento urbano.

Dentro de este cuadro, el rol de los gobiernos locales, (Gobernaciones, Municipalidades, entre otros), y el empoderamiento de los sectores pobres urbanos cobran cada vez mayor relevancia.

El gobierno del Nuevo Rumbo para el Paraguay que queremos, debe tener estrategias que ayuden a frenar el crecimiento urbano (En mi Artículo: UNO DE LOS MOTORES ECONÓMICOS DEL PARAGUAY LAS PYMES: PARA EL CRECIMIENTO ECONÓMICO Y LA GENERACIÓN DE PUESTOS DE TRABAJO Y SEGURIDAD), desarrolle estas estrategias.

Y con esto ganar tiempo para adecuar el espacio y las instituciones para una respuesta más eficaz y por otro, que oriente de manera más positiva el crecimiento inexorable desde una perspectiva de garantizar y profundizar el ejercicio de derechos de la ciudadanía.

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