Una de las Herramienta contra la corrupción: La propia sociedad civil, puede constituirse, en la herramienta contra la Corrupción.

La propia sociedad civil, puede constituirse en la herramienta para hacer un buen gobierno. Debemos cambiar urgentemente este modelo de gestión para recuperar la confianza ciudadana y de los contribuyentes en el Estado porque la disponibilidad de servicios públicos de calidad es fundamental para mejorar la calidad de vida de los paraguayos y la competitividad de la economía.

Herramienta contra la corrupción. La gestión del presidente de la República, que asumió el 15 de agosto del 2023, debería tener como eje de prioridad, desarrollar esta herramienta. LA CONATEL: Debe trabajar en coordinación con la COPACO a través de un proyecto de acción, una red cibernética, que englobe a todos los organismos y departamentos que operan con fondos estatales, proveería no solo a los responsables del gerencia miento del estado sino al ciudadano común, de datos sobre la procedencia y la aplicación de las recaudaciones fiscales y de los gastos, para sustituir al histórico manejo de las cosas públicas a obscuras en cuanto al origen y el tiempo y forma en que son aplicados los fondos públicos.

Transparentar su manejo sería un buen primer paso. Y que la ciudadanía a través de esta tecnología, vea la luz y la transparencia de la administración de la cosa pública. La oscuridad favorece la corrupción, de modo que cuanto más luz se eche sobre los bienes y las rentas de quienes reciben un sueldo de los contribuyentes y administran el dinero de todos, tanto mejor para las finanzas y la moral públicas.

Con esta «Nueva Gestión» del presidente Santiago Peña sobre el Presupuesto General de Gastos de la Nacion (PGN) , de prohibir a su Ministros que hagan «lobbies individuales». En Consejo de Ministros, el primer mandatario bajo linea respecto al manejo para el presupuesto del ejercicio del 2024 . Advirtio que se «va a enterar» si alguno hace negociación por su cuenta. (este es uno de los orígenes de la corrupción, entre ministros y parlamentario. » Es un sistema de apriete de los congresistas»).

La sociedad puede ayudar y con esta herramienta hacer un buen gobierno. La gestión del nuevo presidente de la República, , dependerá, necesariamente, de la que tenga cada uno de los ministros. Si aspira al éxito, como es de suponer, deberá ser muy cuidadoso a la hora de escogerlos. La primera demostración de buen estadista es la de elegir con sabiduría a sus colaboradores teniendo en cuenta sus características personales y las exigencias del cargo a ser confiado.

Es de esperar que considere indispensable integrar su Gabinete con personas que sean a la vez honradas, capaces y trabajadoras. Mientras no se ponga en los cargos de control de la moral de los funcionarios públicos a personas honestas, la corrupción de la clase política continuará desangrando tranquilamente las arcas fiscales, sin ningún castigo para los ladrones.

Para que tengamos un buen Gobierno, es preciso ayudarle a que tome decisiones acertadas desde el primer momento, es decir, desde las designaciones iniciales para los cargos más elevados de la administración pública, empezando por los ministeriales.

La sociedad civil organizada, pues, debe anticipar su franca opinión sobre los méritos o el descrédito de quienes podrán llegar a esos altos puestos, para no lamentarse después de haber guardado un silencio inútil.

La gestión del nuevo presidente de la República, dependerá, necesariamente, de la que tenga cada uno de los ministros. El Gobierno para darle una nueva Gestión al Paraguay que queremos, se enfrenta al reto de construir un sistema burocrático casi desde cero, en el que debe incorporar el uso de las tecnologías de la información. Mejorar la calidad del gasto público, tarea impostergable.

La ciudadanía está realizando cada vez mayor esfuerzo en el pago de sus tributos, lo cual exige al sector gobernante rendir cuentas de los resultados de su gestión. Mejorar la calidad del gasto público es la tarea pendiente e impostergable de las autoridades de los tres poderes del Estado. Una buena gestión pública se sustenta principalmente en sus recursos humanos y en la claridad de objetivos. Ello implica transformaciones radicales en el manejo de los recursos públicos, dándole las herramientas a la sociedad civil, mejorando el servicio civil, dotándole de los insumos necesarios y garantizando la existencia de políticas y estrategias con metas claramente establecidas.

En ese sentido se debe fortalecer la capacidad de evaluación del sector público.

Esta normativa, debe ir acompañada, con la herramienta que permite fortalecer la capacidad ciudadana de evaluar la gestión pública… Se debe utilizar esta herramienta de la Ley del Derecho Ciudadano de Acceso a la Información Pública, que reglamento el Art 28 de nuestra Carta Magna, cuyo segundo párrafo reza “Las fuentes públicas de información son libres para todos”.

Merced a la lógica expectativa que ha despertado en la ciudadanía la promesa del gobierno actual de iniciar una ofensiva contra la rampante corrupción pública actualmente prevale ciente en la administración del Estado. Con esta Ley empieza a germinar una conciencia pública de apoyo a la saludable para ir erradicando la corrupción de los funcionarios que manejan el dinero público.

Sería deplorable que también, que los gobernantes de turno, a quien suponemos ideales patrióticos, caiga en la misma cloaca en la que cayeron sus antecesores, escogiendo a personas impresentables, tanto por su inmoralidad como por su ignorancia, tal cual lo demostró la gran mayoría de quienes ocuparon los cargos de máxima responsabilidad en las últimas décadas.

Es conveniente que la sociedad civil organizada anticipe su franca opinión sobre los méritos o el descrédito de quienes podrán llegar a esos altos puestos, para no lamentarse después de haber guardado un silencio inútil. Si el presidente electo la toma o no en cuenta, será una buena muestra de lo que le espera al país en los próximo cinco años.

Solamente la presión popular precipitará la agitación cívica que tanto temen las corruptas élites políticas, en particular las empotradas en la función pública. Una vez abierta la caja de Pandora de la inmoralidad sostenida por esta simbiosis de intereses espurios, ni el Congreso, ni el Poder Judicial, y todo lo que administran los fondos públicos ni, menos aún, sus órganos jurisdiccionales de justicia podrán impedir que salten los chanchullos celosamente custodiados por los zorros que cuidan el gallinero.

En estos últimos hechos, la negativa de algunos intendentes, congresuales, entidades descentralizadas a proveer información completa y detallada de ingresos que el Presupuesto incluye para la intendencia y sus instituciones, el Poder Legislativo, otras entidades y lo referente al egreso, groseramente expresada bajo el burdo manto del derecho a la intimidad y el dislate de que el derecho individual debiera primar por sobre los de la ciudadanía toda, da cuerpo al aforismo de uno de los grandes juristas colorados que en el pasado gobernaron…. “en este país somos todos iguales, pero algunos somos más iguales que otros”.

No debe sorprender, pues, que sean precisamente los propios funcionarios empotrados en las cúpulas de las instituciones gubernamentales y sus camarillas quienes lideren la resistencia contra la campaña de transparencia y honestidad en el desempeño de la función pública.

De ahí la crucial importancia de la movilización espiritual de la ciudadanía para aumentar la presión sobre las reacias e indolentes instituciones jurisdiccionales de contralor y justicia, que están más para meter la mano en la metafórica lata del Estado que para precautelar sus intereses, perjudicando en última instancia a los contribuyentes que las sostienen.

La hasta ahora aletargada conciencia pública paraguaya no ha logrado aún salir de esa suerte de sopor inducido por una fatídica “cultura” de corrupción enquistada en su seno y que le ha hecho perder de vista los valores morales inherentes a su primordial misión de velar por el buen gobierno de la República, a través de la prensa libre y las redes sociales de coordinación que ponen la tecnología al servicio de las legítimas inquietudes y aspiraciones ciudadanas.

Solamente la presión popular precipitará la agitación cívica que tanto temen las corruptas élites políticas, en particular las empotradas en la función pública. Presión que abrirá un mirador de transparencia en el oscuro escenario de la perversa complicidad público-privada que lastra con su peso muerto los mejores afanes de un buen gobierno para reflotar el barco del Estado.

Sin duda alguna, el resultado de la gestión del gobierno actual dependerá, necesariamente, de la que tenga cada uno de los ministros, presidente de entes, directores, entre otros. Por lo tanto, si aspira al éxito, como es de suponer, deberá con estas herramientas, ser promotor de un verdadero cambio, hacia una nueva sociedad consciente y comprometida con su destino, para así dedicar todo su esfuerzo a llevar al Nuevo Paraguay que queremos.

Su meta debería constituir sacar al país de lo pobreza y cambiarlo definitivamente para la felicidad, de todo los paraguayos y paraguayas. Lo que hemos observado en estos años es que los recursos se distribuyeron a las mismas instituciones públicas vetustas que terminaron reproduciendo el mismo servicio de mala calidad, solo que más caro para los ciudadanos. Todo esto resultado de una gestión política desordenada y prebendaria de las contrataciones y remuneraciones de funcionarios; como muestra tenemos los grandes e indiscriminados aumentos salariales otorgados en el 2012 o el salario básico profesional que en los últimos años se ha otorgado a los maestros; sumados a otros múltiples beneficios. Una gran importancia tiene también la mala gestión y corrupción en las compras públicas, cuyo resultado termina en la adquisición de insumos, servicios caros y de mala calidad, afectando negativamente los servicios prestados a la ciudadanía. Según informes del Banco Mundial y del BID, como resultado existen grandes sobrecostos en las compras públicas e importantes primas salariales injustificadas para funcionarios públicos frente a trabajadores del sector privado en tareas con calificaciones similares. Debemos cambiar urgentemente este modelo de gestión para recuperar la confianza ciudadana y de los contribuyentes en el Estado porque la disponibilidad de servicios públicos de calidad es fundamental para mejorar la calidad de vida de los paraguayos y la competitividad de la economía.

Los ciudadanos debemos cumplir con nuestro rol de contralores. En Dende hemos decidido aportar en este sentido con la creación del Observatorio del Gasto Público”, desde el cual generaremos, en cooperación con otras instituciones de la sociedad civil, informaciones, análisis y recomendaciones que apunten a mejorar el uso de los recursos públicos con la intención de ampliar la conciencia ciudadana y de la opinión pública al respecto, para exigir a las autoridades de los poderes del Estado criterios de austeridad, racionalidad, priorización y focalización en la asignación de recursos y las reformas institucionales necesarias para mejorar la eficiencia en su uso.

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