Los países en Latimoamerica: Tienen una macroeconomía robusta -entre las mejores del mundo –pero los Gastos públicos excesivos y de mala calidad no acompaña.

El déficit fiscal debería inspirar a los gobiernos a poner en sus agendas el cuidado con los gastos, para saber si el dinero del contribuyente es bien aplicado

Paraguay entre ellos  tiene una macroeconomía robusta -entre las mejores de Latinoamérica -, pero que podría ser aún más fuerte, en todos los sentidos, si no estaba obligada a generar un volumen de ingresos tributarios equivalente al 23% del PIB, para sostener un Estado que gasta hasta más que eso – hoy, algo por encima del 40,9% del PIB.

El contribuyente, persona física y jurídica, paga mucho y no recibe a cambio servicios a la altura (infraestructura,educación, salud, seguridad).

La diferencia entre ingresos y gastos está cubierta por endeudamiento, de ahí la necesidad de reformas de los modelos del PGN,(EN MI ARTICULO PUBLICADO EN ESTA PAGINA WEB: CON UNA ENMIENDA CONSTITUCIONAL SE DEBE MODIFICAR ESTE MODELO DEL PGN: 60% PARA GASTOS DE CAPITAL O VICEVERSA), para contener la expansión de esta deuda, imprescindible para evitar un colapso fiscal, que vendrá acompañado por hiperinflación y una recesión ciertamente más profunda que las de 2015 y 2016.

El momento en El Paraguay que queremos, es adecuado para los candidatos a presidente de la Republica para las elecciones internas y nacionales que se llevaran a cabo el 17 de diciembre y el 22 de abril del 2018, para recolocar la antigua cuestión -la pésima calidad de los altos gastos que el Estado paraguayo hace.

En la base de esta costosa deformación, hay otra grave deficiencia del poder público, la de no haber preocupación en evaluar los gastos.

En mis artículos publicados en esta página web, cito permanentemente que los Gastos públicos son excesivos y de mala calidad, muchas obras públicas siguen paradas por falta de recursos. La política fiscal, por su lado, sin rumbo, sin atacar las causas verdaderas del problema como la pésima calidad del gasto público, sin presentar propuestas para una verdadera reforma del Presupuesto General de la Nación, que sigue siendo una máquina de generar pobreza con una enorme concentración de los ingresos tributarios en gastos superfluos o gastos corrientes, dejando una casi nula financiación para los gastos en inversión.

Tenemos un sistema de “neo-feudalismo” en el cual todos nuestros gobiernos están esclavizados a la deuda. Este sistema es gobernado por los bancos centrales y por el Banco de Pagos Internacionales, y sistemáticamente transfiere las riquezas del mundo fuera de nuestras manos hacia las manos de la élite mundial.

Se debe modificar la Constitución, con una enmienda constitucional, dar un corsé o tope para el Presupuesto General de Gastos de la Nación (PGN), de tal forma que el 60% sea para Gastos de capital o viceversa (prescribir con rango Constitucional, como si se tratara de un corsé o tope para que el Presupuesto General de Gastos de la Nación (PGN) no siga siendo un festín de los Poderes Políticos).

Faltan más inversiones en infraestructura, educación, seguridad, cultura, y prácticamente en todas las áreas relacionadas con el estado, lo que ha dificultado el crecimiento de nuestros países y continuará dificultándolo, por lo menos por otras décadas, si no adoptamos una posición firme en este momento.

Esto se reflejará de inmediato en la seguridad pública del país y la sociedad, en materia de infraestructura, seguridad, salud, educación, entre otros.

Sólo se sabe que el margen de economía potencial del dinero público es enorme en los países. En el Paraguay con un PGN 2017, con casi 13.000 mil millones de dólares, 60% para gastos de capital, alcanzaría más o menos 7.300 mil millones de dólares (infraestrura, y pagar los servicios de la deuda pública, rutas, puentes, salud, seguridad, educación hidrobia, trenes, aeropuertos entre otro y el 40%. 5.200 mil millones de dólares para gastos corriente, (sueldos y otros beneficios) . De esta forma darle una figura constitucional al gasto de los Entes Centralizado y Descentralizados.

En el inicio del gobierno actual del Paraguay, ante los déficits crecientes en las entidades centralizadas, se hicieron algunas auditorías en el ámbito de las entidades centralizada, con resultados nada sorprendentes, pero aterrorizantes dentro de esta óptica de la mala calidad del gasto.

A donde se mire, hay, en los Estados, desvíos, corrupción, orientalismos, los políticos utilizan el dinero de los contribuyentes para sus operadores, entre otros,  dinero mal gastado. La crisis fiscal debe dejar constancia de la necesidad imperiosa de que los gobiernos, y la propia sociedad, fiscalicen  el destino y el resultado del gasto público.

ESTE ES EL PARAGUAY QUE QUEREMOS.

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