Bonos Soberanos eterno. La «fiesta paraguaya» que antecedió al Centenario tuvo su origen en préstamos del extranjero, los famosos prestamos llamado, Empréstito de Londres.

En aquel momento, con la desaparición en escena de Gill se achica el número de comensales. En adelante regirá el mismo aforismo: “El que reparte se queda con la mejor parte”. Y ese será Benigno Ferreira. El buque con el oro atracó en Buenos Aires y por el camino sufrió una avería gruesa en la jerga del derecho marítimo. Los integrantes del gobierno con Ferreira a la cabeza se apoderaron de las libras enviadas por Gregorio Benites dado que este segundo empréstito no tuvo la fortuna del primero.

El primero llegó desvalijado por los comisionistas pasamanos y más tarde fue malversado por los ministros por medio de contratos de ejecución inexistente o maniobras dolosas previo pago a Gill por sus gestiones de aprobación en el congreso.

tarde o temprano termina pagando. Ahora, lisa y llanamente Ferreira mete las libras en su valija y les dio el resto a los demás. Ni siquiera Jovellanos recibe su parte. Este presidente lo envió a Gregorio Benítez a Londres a finiquitar el pleito con los tenedores de bonos y finalmente consiguió una suma mediante un acuerdo. Benites, escribió un libro explicando en detalles sus gestiones con sus respectivas documentaciones. Si no hubiera sido por él, con la enorme experiencia de años en el servicio diplomático, ni siquiera eso se hubiera conseguido.

Por eso el investigador norteamericano, de este segundo empréstito, no encuentra comprobantes en sus investigaciones como lo hizo con el primero de los empréstitos donde comprobó el mal uso como quedó dicho. Simplemente se cita a Benites diciendo cuanto envió y al ministro de hacienda cuanto recibió. (Ver Warrem, obra citada.)

Esta última comilona o el último sablazo era la despedida del gobierno más corrupto del Paraguay en su historia. No solo por el volumen de las operaciones dolosas y el robo alevoso al erario público sino por las consecuencias desastrosas que tendrán.

tarde o temprano termina pagando.Una de las consecuencias (de la tragada del Empréstito de Londres, hoy llamado Bonos Soberanos). Significó la enajenación de las tierras del Paraguay en la región oriental, la zona más rica del país. También significó la pérdida del crédito internacional para el país, por 100 años. (Porque nunca se pagó los interese y menos el capital) para su reconstrucción.

Tan poca densidad poblacional en hombres adultos hizo que tales atrocidades se pudieron ocultar durante largo tiempo pues muy pocos conocían los manejos. Y el pueblo en su mayoría se hallaba constituido por mujeres, niños y ancianos. Sin embargo, uno de los participantes que fue echado para el reparto del último festín (Soteras) fue a Corrientes a pedir perdón a Bareiro, Caballero, Escobar y Rivarola, entre otros, echándole toda la culpa a Ferreira y Jovellanos y sacándole en cara a Rivarola por haberlo traído de vuelta a Ferreira de Limpio, su pueblo natal.

Rivarola hizo un resuello por haberse quedado sin las libras esterlinas que él codiciaba haciendo los primeros preparativos para obtener el empréstito. Gill tenía las manos limpias pues se cuidó siempre de no dejar comprobante como los otros:“E moi cheve coape 1.000 onzas, jhae ereico cutune(Ponganme aquí 1.000 onzas de oro y usted puede hacer lo que quiere”. Igualmente, Soteras mencionó que Gregorio Benítez había sido enviado a finiquitar el segundo empréstito porque había salido mal. Cándido Bareiro, al escuchar su nombre, cambia de semblante. A ese hay que fusilarlo. Ese debe ser el culpable. Se trata para él del mismo que le relevó como encargado de negocios ante Napoleón III en 1867.

emisión y colocación de bonos. Contra ese hay que apuntar. En tanto otro recién llegado, Juan Bautista Gill, se reconcilia con sus antiguos amigos y les promete que él conseguirá del Brasil el apoyo para recuperar el poder en manos de facinerosos ladrones públicos y así podrá recompensar a sus amigos como se merecen. En la llanura los discursos cambian. Todo se vuelve color de rosas. Mientras tanto Caballero escudriña su nueva realidad. Se halla entre dos personajes con facilidad para conseguir dinero y en consecuencia recursos para adquirir armas y reclutar tropa, tan difícil en un país diezmado por una tremenda guerra. El no posee bienes salvo lo poco que rescató su madre. Rivarola, a pesar de los beneficios que recibió siendo presidente, no tiene capacidad económica para organizar una revolución. Bareiro, luego de su exilio, ha diezmado sus reservas, aunque posee dinero todavía.

consecuencia recursos para adquirir armas. La Deuda y su hermana, la Patria Financiera, nacieron con el gobierno liberal en 1871: la que autorizó a Candido Bareiro a contratar un empréstito en Londres. El ahogo financiero del Estado había empezado, en 1871, cuando el gobierno lanzo “empréstitos forzosos”, préstamos de guerra disfrazados que nunca eran devueltos o que lo eran a cambio de papeles del mismo gobierno y que solo servían para pagar otros impuestos.

adquirir armas y reclutar tropas. Desde el comienzo el empréstito de Londres tuvo un propósito determinado: para conseguir dinero y en consecuencia recursos para adquirir armas y reclutar tropa, tan difícil en un país diezmado por una tremenda guerra. Ninguno de los objetivos se cumplió en ninguna de sus partes, aunque el dinero estuvo disponible desde mediados de 1872.

tarde o temprano termina pagando. Los gobiernos del Paraguay se enfrentaron con una deuda que ya era cuantiosa y trato de demorar los pagos, aun cuando las presiones se hicieron cada vez más intensas. Todos los gobiernos posteriores continuaron de no pagar y ni re financiar la deuda hasta que se canceló definitivamente después de 100 años.

Por eso el investigador norteamericano, de este segundo empréstito, no encuentra comprobantes en sus investigaciones como lo hizo con el primero de los empréstitos donde comprobó el mal uso como quedó dicho. Simplemente se cita a Benites diciendo cuanto envió y al ministro de hacienda cuanto recibió. (Ver Warrem, obra citada.)

A pesar de todo, después de 100 años un Gobierno Liberal, con su Ministro de Hacienda Banana Ferreira abrió el grifo para la clase política, de emitir Bonos Soberanos por USD 550 millones, para de esta forma el Paraguay comience a vivir de prestado, y la “fiesta paraguaya” que antecedió al Centenario tuvo su origen en préstamos del extranjero.

De todo lo que llevamos expresado se desprende que la implantación de constituciones modernas no basta en la América hispánica. No prende la semilla por no encontrar tierra abonada. En guaraní existe una expresión, ndaipori ybyhuú (no hay tierra regada y ardiente) debido a la carencia de constitucionalismo en la mayoría de la población.

Así se entiende la causa por la cual la constitución de 1870 fue, es y será violada hasta su muerte,  Igual suerte correrá la de 1992 en que a cada momento será violada sin que nadie proteste, ora eligiendo de una terna dos ministros de la corte en lugar de uno como dictan las normas vigentes o designe un ministro de la justicia electoral sin el previo envío de terna alguna como ordena la ley.

Este primitivismo político nos viene de lejos, de la misma conquista. Justo Pastor Benítez, un investigador con mayúsculas nos explica muy bien sus causas. (Justo P. Benítez. La realidad social del pueblo paraguayo).

emisión y colocación de bonos. La emisión Internacional de bonos del Tesoro (bonos soberanos) contemplado dentro del Presupuesto General de Gastos de la Nación 2013 en materia de financiamiento en el mercado internacional constituye una operación aún no experimentada por el fisco paraguayo en su historia desde 1871 hasta la fecha salvo en una desgraciada ocasión. Hasta hoy los títulos de deuda emitidos por el tesoro fueron colocados solo internamente a través del BCP y recientemente, como primera experiencia, en la Bolsa de Valores, hasta ahí. Los únicos bonos soberanos emitidos en el pasado fueron los llamados EMPRESTITOS DE LONDRES, aquellos bonos vendidos en la bolsa de Inglaterra y que se terminaron de pagar después de casi 100 años.

Uno de los dichos preferidos de los economistas es que no hay almuerzo gratis; alguien tarde o temprano termina pagando por el almuerzo. Así pues, la cuestión se reduce a quien o quienes terminan pagando.

tarde o temprano termina pagando. En el caso de países soberanos es siempre el pueblo el que termina pagando. Y eso que ni siquiera es invitado al almuerzo, o mejor dicho a los muchos almuerzos. Peor aún, es la población menos pudiente y más vulnerable la que tiene que aguantar las consecuencias de los supuestos almuerzos gratis. Con el Gobierno Liberal del 2012/2013, el Paraguay, abrió el grifo (para los políticos de negocios) de emitir bonos soberanos por 550 millones de dólares para su venta en el mercado financiero internacional. Ya los futuros comensales se relamen anticipando los manjares que el país les ha de servir. Conviene recordar que solo algunos miembros de nuestra sociedad asistirán a los mismos y si algo le toca al pueblo, serán solo las migajas.

En cinco años, el Estado paraguayo, vía Ministerio de Hacienda, ha emitido USD 3.410 millones en bonos soberanos. El compromiso de pago (con la última colocación de USD 530 millones realizada este año) se extenderá hasta el 2048. Sí. Por tres décadas, todos los paraguayos estarán pagando una importante deuda. (En el PGN 2018, está presupuestado USD 700 millones, para pagos de los intereses del servicio de la deuda).

La emisión y colocación de bonos en el mercado privado internacional conlleva grandes peligros. Equivale a dar el primer paso en el sendero por el que han transitado los países que actualmente se hallan en crisis, como Grecia, España, Italia, Portugal, Irlanda y en nuestro continente, Argentina. En la década de 1970 nada menos que Inglaterra sucumbió ante la deuda acumulada. La emisión y colocación de bonos no es otra cosa que descubrir y abrir un nuevo grifo de efectivo para financiar déficits del sector público. La tentación de acudir a la emisión de bonos soberanos es por lo general irresistible. El flujo de dinero mientras dura es muy agradable, mucha gente se beneficia, unos pocos mucho más que otros, no es necesario aumentar impuestos o recortar gastos.

Al comienzo no causa dolor a nadie, no implica ajuste de cinturón. Pero, hay que tener mucho cuidado, ya que en pocos meses llega el momento de la verdad, el del pago de los intereses y del capital. En ese momento todavía queda una maniobra para postergar el pago con recursos propios.

La misma consiste en renovar el préstamo o lo que es lo mismo en la emisión y colocación de nuevos bonos. Pero ya no todo lo obtenido se emplea para cubrir nuevos gastos, una parte de esos fondos se utiliza para pagar los intereses de la emisión anterior. Así la deuda del país se acumula y llega a un nivel en que ya nadie está dispuesto a comprar los bonos del país.

Es entonces cuando se recurre al Fondo Monetario Internacional (FMI) para salvar la situación. Pero el crédito de esa institución está condicionado a la adopción de medidas macroeconómicas restrictivas. Estas consisten en recortes del gasto público y aumento de impuestos, depreciación de la moneda nacional para estimular la exportación y reducir la importación, también pueden incluir el aumento de tarifas de luz, agua, y de otros servicios cuando las empresas estatales son deficitarias y reciben subsidios del estado.

El objeto de dichas medidas es aumentar el ahorro nacional y las divisas para realizar el pago de la deuda internacional.

Es importante destacar que la emisión y colocación de bonos en el mercado financiero internacional se realiza en dólares, en euros o en otra moneda fuerte. Como el BCP no es emisor de ninguna de estas monedas, no resulta posible hacer los pagos mediante la emisión del BCP.

Esta imposibilidad restringe la capacidad de maniobra del país, el cual se ve obligado a tomar medidas de política económica, impuestas desde el exterior. Se ve, pues, el estado, en situación de tener que ceder algo de su soberanía.

tarde o temprano termina pagando. El Gobierno con esta política de cubrir el déficit fiscal con deudas, seguro nos encaminamos al Fondo respetando lo que, creemos, que no se convierta en una tradición paraguaya: producir por tres y gastar por seis. Paraguay puede volverse   a la espiral que, tarde o temprano, terminara en un default. Otra vez volvemos a exigirles a los prestamistas que ok, nos presten, pero no nos molesten. En el fondo nos parece mal que ellos quieran ganar dinero; nos parece mal que el otro quiera ganar dinero, imaginamos que nos presta por una especie de hermandad universal que los obliga. Préstame, pero no me molestes. Y menos aún me presiones, veré como te pago. Te hago el honor de tomar tu dinero.

Nos comportamos como acreedores morales del mundo. Queremos, en las próximos meses , cambiar una costumbre que empezó en 1871. Y el Gobierno, para colmo, actúa como si pudiese hacerlo solo.

La única salida para contener el gasto es consensuada: una mesa en la que los que tienen más pierdan más y los que tienen menos, pierdan menos. Preste la cantidad que preste, no dependamos del Fondo: dependemos de nuestra propia estupidez, de nuestra abulia, de nuestra liviandad. Llevamos más de doscientos años construyendo cadenas.

Uno de los dichos preferidos de los economistas es que no hay almuerzo gratis; alguien tarde o temprano termina pagando por el almuerzo. Así pues, la cuestión se reduce a quien o quienes terminan pagando.

ESTE ES EL PARAGUAY QUE YA NO QUEREMOS

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